martes, 20 de noviembre de 2007

¿Hay dos constituciones nacionales?

Acabo de leer (y lo recomiendo) un muy buen editorial del profesor Chiara Díaz, en su creciente y promisorio Suplemento de Administración de Justicia y Reformas Judiciales que se publica electrónicamente en ElDial.com. Compara las conclusiones divergentes a las que arribaron las Comisiones Civil y Penal del reciente XXIV Congreso Nacional de Derecho Procesal (Mar del Plata, 8 al 10 de noviembre de 2007) que, cada una por su lado, trataron el tema "Principio de Congruencia".
Tal parece que mientras los estudiosos del proceso penal luchamos por alcanzar un juez verdaderamente imparcial como requisito constitucional básico de la justicia, la misma Constitución es leída por los procesalistas civiles en el sentido de que el juez no debiera ser "tan" imparcial, y que para alcanzar "la justicia del caso" no está mal que pase por encima del caso que le traen a resolver las partes.
¿Será que hay dos constituciones, o alguno de los dos sectores de la Academia está interpretando fuera del tarro?
Puede verse el artículo completo aquí. Las conclusiones del Congreso serán publicadas en su sitio oficial en los próximos días, de lo que oportunamente anoticiaremos aquí.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Binder en la Universidad Atlántida


Por fin, después de varios años desde que nos comprometimos a invitarlo, logramos que Alberto Binder visite la sede Mar del Plata de la Universidad Atlántida Argentina. El viernes 9 de noviembre ofreció a los presentes una conferencia sobre el tema "Análisis político criminal: aportes para la eficiencia del poder penal"
Con su habitual estilo llano y didáctico, pero riguroso, desarrolló su posición sobre los problemas de la ineficiencia en la persecución de los delitos, vinculándolos directamente con la legitimación del sistema. Sostiene Binder que la persecución penal no se legitima tan sólo por el respeto a las garantías constitucionales. Ese marco constitucional es condición necesaria pero no suficiente para legitimar el ejercicio del poder punitivo: si la persecución penal no sirve a su único fin admisible en un Estado de derecho, que es el de brindar tutela a los derechos de las víctimas, queda reducida a un mero ejercicio autoritario.
Señaló la importancia de separar las cuestiones vinculadas a la eficiencia del ámbito del Derecho Penal y Procesal Penal, cuya preocupación central debe seguir siendo la de construir diques de contención al poder penal. Retomando el primer pensamiento de Von Liszt, reclamó para la Política Criminal un rol de impulso analítico sobre las condiciones de eficiencia, tarea que requiere de todo un bagaje instrumental distinto al del Derecho. Ejemplificó con la noción de "delito", que es central para desarrollar estrategias limitadoras del poder penal, pero del todo inútil (y contraproducente) cuando se trata de enfrentar el problema de la criminalidad, imposible de generalizar en esos términos.
Desde esa perspectiva, marcó cinco puntos en la agenda futura del análisis político criminal; construir una visión estatégica de la persecución penal, modernizar el sistema de investigación de los delitos, evitar la sobrecarga endémica, utilizar todos los recursos sociales (persecución penal comunitaria) y rescatar el vínculo entre acción penal y víctima, abandonando el modelo autoritario del derecho penal infraccional.
Señaló ejemplos vinculados a la enorme lista de mercados ilegales (enumeró más de veinte), y las distintas estrategias de intervención vinculados a ellos y desde la propia lógica de los mercados. Puso como ejemplo el mercado de vehículos y autopartes robadas, afirmando que de nada sirve orientar la persecución contra los ladrones de autos: cada vez que un ladrón es encarcelado, su lugar es ocupado por un ladrón más inexperto, que para robar tiene que actuar en forma más violenta. En cambio, cuando se apuntó a otros segmentos del mercado (los desarmaderos), el fenómeno criminal disminuyó drásticamente, al menos hasta que la política criminal orientada en ese sentido pudo sustentarse, lo que demuestra la importancia de abordar la temática desde muy variadas y amplias perspectivas.
En definitiva, abogó por incoporar la discusión sobre política criminal a la agenda del debate democrático, y demostró que es posible, según sus propias palabras, "hablar de eficiencia en la persecución penal sin necesidad de transformarse en un protofascista".
La conferencia de Alberto Binder fue presentada como actividad preliminar del Seminario sobre Análisis Político Criminal que INECIP Mar del Plata y la Universidad Atlántida Argentina llevarán adelante durante 2008, actividad de la que informaremos en breve en este mismo sitio.